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Obras literarias

Dedicado a: 

Los hombres y mujeres que callan porque

les han cerrado

la boca con una caricia imaginaria.

XXVIII

 

Un fantasma
que se desliza por las espinas
de un rosal vengativo.
La gota de sudor temblorosa
que bautiza las pieles inquietas.
La sombra de un ave vigilante
y el breve sismo de los sueños amarillos.
Así pudo ser,
un extravío en un camino repetido.
Así fue tu presencia,
una llanura nueva
para un vago perdido.

 

¿Y qué ha quedado
en el fondo de esta cosa?
Como sobras de café
en alguna forma cambiante.
Casi todo de lo poco que fuiste,
un viaje con pies desnudos
sobre las aguas abiertas.
Son indecisas y débiles luces,
entre la maraña de recuerdos casi estáticos,
algunos movidos por un viento blanco,
espeso como el humo
del ritual prohibido.

 

Ya no hay nada qué hacer,
pasó el tiempo,
fragmentado
en momentos
para causar dolor,
uno tras otro,
cada vez más intenso,
son segundos más largos,
son latidos más lentos.

 

Y qué decir de tanta herida causada,
de tanta venganza anticipada.
Cómo ignorar ahora la bacteria compartida,
cómo pretender algo puro
ce una mentira dividida.
Aliados en un engaño,
pecar y agradecer por ello.
Así pudo ser.

 

Las ideas traicionaron al instinto sediento.
la vertical figura se desvaneció
entre los mismos humos y no se vio más.
Puede que lo hayas pensado
con la cabeza donde guardas todo.
Allí están tus castigos
y esas trampas cerebrales.
Tienes el infierno arriba y el cielo abajo.
Las ideas ociosas se barnizan de lujuria,
quieren merecer su castigo
en su destino implacable.
Y al momento de llenar
tus paredes vacías,
que todas las voces callen
y dejen que suene libre
cada campanario sacudido.

 

La noche nos contagió varias veces,
del hechizo de los seres que la habitan.
Fueron rutas mortuorias,
ciudades ruinosas
y cúpulas rugosas,
las que vieron cada ademán adelantado.
por los ojos
entras vestida
y la mente te desnuda.
Por eso es primero el adiós
y luego el fin del deseo,
el absurdo pensamiento vive otra fantasía.

 

Que harás ahora con las manos vacías,
de qué te sirve el cuerpo húmedo
si ya te has escondido.
Ahora irás día tras día
tratando de anular los sentidos.
Ese es tu fin, ser flor muerta
sobre mis piedras.

 

Tu imagen se agiganta
mas ya no te pienso divina.
Ahora eres castigo,
trampa, pena,
droga, veneno y caída.
Porque Dios,
cansado ya de tanta santidad,
me sacó el pecado
de un costado.

 

Y así seguirá la angustia,
como fuego,
imaginando las palabras repetidas
de bocas nuevas
en los mismos oídos.
Tal vez he venido a eso,
a rayar las hojas
con sanguina,
dibujando remolinos
y tormentos.
sigo subido en este sueño,
imaginando besos,
cortando lazos,
levantando muros
y escalando cuerpos.
Las lejanas lluvias
hacen música con las hojas,
mientras se eleva esta ira
y me consagra en cualquier piel.

 

Ahora entendí la cobardía,
ahora conocí tu boca,
sé que te pareces a lo que dices.
Por eso ahora ya no eres nadie,
ya no estás, nunca estuviste,
y no entiendo por qué insistes.
¿Para qué guardas los labios?
¿Para qué te esfuerzas en abrir los ojos
Si las mañanas ya no te esperan?
Tuviste todo y todo perdiste.
¡Así pudo ser o no debió ser nunca!

 

Solo queda arrastrar las palabras,
a pesar de la ceniza,
a pesar de tanta grieta.
Sigo ahorcado jalando con cadenas,
algo pesado que ya ni existe
y que es lo único que tengo.
Mi absurdo tesoro, mi dulce pobreza.
restos de un universo,
de un mundo que llegué a crear
de tanta sólida mentira,
de tanta idea falsa,
de tanta sensación fingida.
Así puedo ser, más no fue nunca.

 

Andaré por cada camino
aumentando la carga, el peso,
lleno de huesos, palabras y cuerpos;
llevo rocas, visiones
y deseos inconclusos.
Llevo tus ojos extraños
mirando figuras desnudas.

 

Es lo que me ha quedado,
botín de una guerra perdida.

 

Pero a pesar de la ironía
de esta esperanza sin sentido,
que no es más que portar sufrimiento,
por nada cambiaría
el dolor que siento.

 

Es lo sádico de esta locura,
seguir guardando con recelo
tanta cosa que ya no es mía.

 

Quizás encuentre algún destino
donde pueda volver a darte vida.
sólo hace falta un molde
para atrapar tu esencia,
para armar el desorden
de los recuerdos amontonados
entre las pieles nuevas
y repetir así
los rituales de ayer,
los rituales de siempre.
Puede ser que diga las mismas cosas,
puede ser que el nuevo cuerpo
se parezca al tuyo.
Puede ser que lugares se repitan,
que las mentiras sean las mismas,
y que después de tanta danza
se traicione uno mismo.
Porque el pensamiento que nace en la noche
no es le mismo que ve la luz en el día.
Uno extraña y el otro vive.
Al final el resultado será el mismo,
un corazón limosnero
recibiendo escupidas en las manos.
Total, el hombre siempre adora
becerros de lodo.

 

____________

 

 

XVIII

 

Y si te beso otra vez
¿Dejarás la boca donde la tenías ayer?
comiendo besos,
tragando versos.
¿Quién eres tú?
ahora blanca imagen.
Sólida fantasía
de tanto pensamiento.

 

Y si abro los ojos
¿Dejaré de ver tu rostro nuevo?
Nuevo para el sentido,
nuevo para la piel.
Entre cosas nuevas y cosas raras.
¿Qué haces aquí,
si no has estado en ningún lado?
obscura travesía de párpados cerrados.

 

Y qué más da si entre las ideas
se atraviesa alguna duda.
¡Estás aquí!, ¿o no estás?
¡Al diablo las ideas!
Benditas las sensaciones.
te siento, sí, te siento
entre cosas nuevas y cosas raras.
Te siento, sí, sí, te siento.
Cierro los ojos para no dejar
que vivan estos sentidos.
¡Sólo la piel!, ¡sólo el tacto!
Porque te siento,
¿Y si no estás?
¡Al diablo los pensamientos!
Sí, te siento.
Siento ahora la fuente de tus palabras,
tu boca, con la que vas a negar
lo que está pasando.
¿O no pasa nada?
¡Y qué!
¡Te siento!, sí ¡toda!
Siento ese algo nuevo,
algo como un desliz.
¿Un desliz?, ¡tuyo quizá!
Yo estoy solo
porque puede que no estés.
Aunque en verdad te siento,
siento tu cintura,
siento tu cicatriz,
Ese algo,
¿Un desliz?

 

Y si te beso otra vez
¿Vas a usar tus pensamientos,
tu poca razón y sensatez
para bloquear los sentimientos?
No uses la mente,
que tu boca no piense,
que sólo bese, así, para que lo sienta.
¿Qué estaré besando si no estás?
Nada puede haber
peor que le simple viento.
Tal vez sí,
tal vez tus pensamientos.
No pienses,
sigue buscando, sigue explorando,
sigue labrando.
Arado de uñas sobre la espalada.
Sigue buscando y déjame buscar,
dentro de tus ropas, dentro de tu piel.
Aún no abro los ojos,
¿Será que no estas?
Quizás Dios mandó algún demonio
para hacerme pecar.
Pero, ¿Cómo puede ser pecado
algo que hago con los ojos cerrados?
Te siento, sí, te siento, toda.

 

Y si te beso otra vez
¿Dejarás la boca donde la tenías ayer?
Ayer ni vivías,
o eras viento o eras luz.
¡Nunca la noche!
Porque la oscuridad es mía.
Pero ayer no vivías,
no sé dónde tenías la boca.
Hoy que la siento
no abro los ojos.
Quizá ya cansados, tú de vivir
y yo de darte vida,
me dirás al oído:
Fue algo extraño.
¿Qué es lo extraño?
¿Acaso puede el amor hacerse
sin hacernos daño?...

 

¡Bah! Por gusto el engaño.

 

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XXIV

 

La luz hizo grietas en la sombra,
la imagen quedó solemne,
simétrica y muda.
Me llevó al pasado,
a lugares transitados
tomados de la mano.
Deslicé mis ojos por tu cabello negro,
por tu rostro delgado
y tu seriedad confusa.
Los arcos inmaculados
me llevaron a tu oído,
a ver las argollas huellas infinitas-
eterno recuerdo de palabras absorbidas.
La sobria estructura
de los altos muros
semejaron en mis traumas
la firmeza de tu piel,
Y esos colores cambiantes
entre la noche y la luz difusa
ha puesto no sé por qué en mi lengua
la sensación de tu piel.
Es lo irónico de tu amor y el mío,
mientras veo la lóbrega armazón
de tu quebradiza figura,
sé que pisamos juntos más piedras
de las que existen en esta calle antigua,
y veo el pasado en mí mismo;
Yo te amé.
amé lo que viví contigo
y amo lo que vivo ahora.
Con una esperanza sencilla
desde la distante despedida.
Y es volver a ver tu rostro fijo
con la mueca de seriedad difusa.
Quizá se cimbren las pupilas,
temblorosas y delatoras.
Tu voz forzada
y esa mirada triste
de un amor temeroso.
Un cariño obligado a ser ignorado,
un acto no consumado.
posesión onírica,
sexo disimulado.
Esta es la única función en mi teatro,
la única pieza en mi galería,
verte venir y atreverte
a recorrer de la mano
más antiguas ciudades,
más ocultos senderos
y compartir los sonidos
del pasado.
La luz hizo grietas en la sombra.
Tu imagen quedó solemne, acogedora,
caminante soñadora.

 

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